top of page

BCS y el reto de construir seguridad: más que marinos en las calles

  • Foto del escritor: Sebastián Del Mar
    Sebastián Del Mar
  • 2 may
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 may

La realidad es más compleja. BCS ha sido históricamente uno de los estados con menor tasa de homicidios dolosos, pero los delitos patrimoniales, las extorsiones, el narcomenudeo y la violencia de género han venido en aumento, sobre todo en los últimos tres años


Columnista de opinión
Columnista de opinión

Baja California Sur siempre ha sido percibido como un paraíso de tranquilidad, un oasis frente a las olas de violencia que golpean a otros estados. Pero las apariencias, como siempre, pueden engañar.


Esta semana, el gobierno estatal anunció la llegada de un nuevo batallón de la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional para reforzar la seguridad en Los Cabos, La Paz y Comondú. Para muchos, esta noticia puede parecer tranquilizadora; para otros, una señal de alarma.


¿Estamos entrando en una nueva fase de inseguridad?


La realidad es más compleja. BCS ha sido históricamente uno de los estados con menor tasa de homicidios dolosos, pero los delitos patrimoniales, las extorsiones, el narcomenudeo y la violencia de género han venido en aumento, sobre todo en los últimos tres años. Las autoridades estatales y municipales han insistido en que se trata de “hechos aislados”, pero lo cierto es que la percepción de inseguridad entre los ciudadanos crece lentamente, como una marea que no se detiene.


El envío de fuerzas federales puede ayudar en lo inmediato: patrullajes, retenes, presencia disuasiva. Pero el fondo del problema no se resuelve solo con armas largas. Se necesita un enfoque integral que incluya prevención, inteligencia, fortalecimiento policial local, programas sociales, combate a las adicciones y recuperación de espacios públicos. Sin todo eso, los marinos y guardias solo estarán apagando fuegos temporales.


Un tema clave es la confianza ciudadana. Cuando una persona víctima de extorsión o robo no denuncia porque teme represalias o porque no cree en las instituciones, el sistema colapsa. Si la seguridad pública no va de la mano de transparencia, profesionalización policial y participación comunitaria, cualquier refuerzo será efímero. No lo digo yo: lo dicen los expertos, los organismos internacionales, y sobre todo, las experiencias de otros estados.


Baja California Sur aún está a tiempo de actuar con inteligencia. Es un territorio estratégico por su actividad turística y su ubicación geográfica. El crimen organizado lo sabe. Los gobiernos locales, estatales y federales deben entenderlo también. Invertir en seguridad no es solo comprar patrullas ni llenar de militares las calles: es crear un entorno donde los jóvenes tengan opciones, las comunidades confíen en sus autoridades, y las víctimas sean acompañadas y reparadas.


Desde esta columna, y como paceño, invito a reflexionar: ¿qué seguridad queremos construir? ¿Una basada en el miedo y en operativos espectaculares? ¿O una que brote de comunidades cohesionadas, oportunidades económicas y justicia efectiva?


Porque la paz no se decreta ni se impone. Se construye. Y en eso, cada uno de nosotros tiene un papel.


Commentaires


bottom of page