Universidades públicas del Mar de Cortés unen fuerzas para impulsar el desarrollo científico y sostenible regional
- Jorge Gómez
- 8 nov
- 3 Min. de lectura
Las cinco universidades públicas más importantes del noroeste de México han consolidado una alianza estratégica para fortalecer el desarrollo regional. Las instituciones de Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora están uniendo sus capacidades para impactar positívamente en la economía, la ciencia y la sociedad. Esta colaboración fue presentada formalmente durante el Summit 2025 del influyente Foro Mar de Cortés.

Esta iniciativa conjunta busca acelerar la conexión entre el mundo académico y los sectores productivos y gubernamentales. Los rectores de las casas de estudio coincidieron en que es fundamental que la ciencia generada en sus aulas y laboratorios no se quede únicamente en publicaciones académicas, sino que se traduzca en soluciones tangibles para la región. El objetivo es que este conocimiento se utilice para innovar, prevenir riesgos, abrir nuevos mercados y construir bienestar social.
Un pilar de esta colaboración es el "Observatorio Tecnológico del Corredor Científico, Académico y Empresarial". Creado en abril de este año, este observatorio vincula a la organización civil Foro Mar de Cortés con las cinco universidades. Su meta es articular el conocimiento académico con las políticas públicas y el sector productivo, sirviendo como un puente vital entre la ciencia y el desarrollo sostenible de los cinco estados involucrados.
A pesar de los retos financieros, como la reducción del financiamiento federal para la educación superior, los rectores destacaron que están impulsando proyectos con un impacto real. Las propuestas presentadas en el foro no son solo académicas, sino soluciones concretas con efectos directos en áreas críticas como la nutrición, la salud pública, la industria y la conservación de la biodiversidad regional.
La Universidad Autónoma de Baja California (UABC) lidera en biotecnología marina e inteligencia artificial. Con más de 30 años de experiencia, han logrado la reproducción de la totoaba en cautiverio, liberando más de 200 mil crías. Además, desarrollaron un algoritmo de IA, ya en uso por la Secretaría de Salud estatal, capaz de detectar tuberculosis mediante placas de tórax, destacando su capacidad de producir un millón de alevines de totoaba anualmente.
En Baja California Sur, la UABCS se ha posicionado como un laboratorio viviente de sustentabilidad. Las condiciones extremas de sequía y la limitada conexión eléctrica han forzado a la universidad a enfocar su educación en la conservación. Dante Salgado González, su rector, señaló que la institución ha redireccionado sus carreras hacia la sostenibilidad, desarrollando proyectos como lombricarios para generar insumos agrícolas en alianza con la sociedad civil.
La Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), por su parte, aporta certeza a la inversión mediante la ciencia. La rectora Norma Liliana Galván Meza explicó que elaboraron el Programa Estatal de Ordenamiento Ecológico y Territorial. Esta herramienta científica permite a las empresas medir riesgos ambientales y sociales, garantizando un uso racional del territorio y dando el sustento técnico necesario para atraer inversiones responsables.
Desde Sinaloa, la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) se enfoca en la innovación biotecnológica y la seguridad alimentaria. Sus investigaciones buscan mejorar el valor nutricional de alimentos básicos, como tortillas con garbanzo. Además, desarrollan vacunas experimentales contra el dengue y bacteriófagos para potabilizar agua. Sus aportes científicos también fueron clave para reabrir la exportación de pimiento mexicano a Japón tras 80 años.
La Universidad de Sonora (USON) demuestra el poder de la ciencia de datos aplicada a políticas públicas. Durante la pandemia, un equipo multidisciplinario desarrolló un software para modelar contagios y predecir su impacto laboral. La rectora Dena María Jesús Camarena Gómez señaló que esto permitió tomar decisiones informadas para la reapertura productiva, protegiendo tanto la salud como la economía del estado.
Finalmente, el Observatorio Tecnológico del Mar de Cortés se perfila como la gran plataforma científica de la alianza. Reunirá datos abiertos, protocolos y fomentará la colaboración entre la academia, las empresas y el sector público. La meta es clara: impulsar proyectos de alto valor en los cinco estados, convirtiendo a la región del Mar de Cortés en un referente global de innovación y desarrollo sostenible.





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